Matías Martin: Buenas tardes a todos. Es un placer para mí introducir y presentar a la persona que tengo a mi lado, en el mismo lugar en que presentó Hacktivismo, que es su primer libro. Él no cree en cábalas, pero por las dudas vamos manteniendo algunas costumbres. Quería contar brevemente antes de meternos en el libro, cómo lo conocí yo a Santi. En ese momento tenía la maravillosa idea de hacer TDX y me propusieron hacer la primera TED joven. Yo fui, conduje el evento y en ese momento me llamó la atención la charla de Casciari y la de un pibe que hablaba de armar un videojuego de fútbol con barrabravas y con dirigentes, muy parecidos a los que tenemos acá. Yo volví a la radio y dije “che, vi un pibe que me interesa, lo quiero invitar y probamos al aire, si tiene ganas”. Y un compañero me dijo “pero ¿qué viste?”. “Y… Vi que tiene planes”. “¿Cómo planes?”. “Sí sí, quiere dominar el mundo”. Ese pibe era un Santi con muchas ganas pero sin experiencia, que después cuando vino al programa fue manejando el aire con mucha naturalidad, muy buen idioma y mucho conocimiento, y que fue superando la medida de los sueños que empezaba a construir. Se imaginaba poder hablar con líderes mundiales y ha estado con Pepe Mujica, con el premier de Gran Bretaña, con el Papa Francisco, con lo cual termino reafirmando [mira a Santiago] que tu plan escondido es dominar el mundo, así que a modo de introducción, espero que valga esta pregunta, si vas a dominar el mundo y si estuvo dentro de estos planes.

 

Santiago Siri: Al fin alguien me hace esta pregunta luego de tanto tiempo, me descubrieron [risas].

 

Matías Martin: Ni nombré los bitcoins.

 

Santiago Siri: Uno no puede dominar el mundo, el mundo lo domina a uno, definitivamente. Muchas gracias a todos por venir, la verdad que me alegra un montón estar haciendo la presentación del libro. Es verdad, me encontré en situaciones. Una amiga mía escritora, Pola… Hablábamos de una película de Woody Allen, donde un tipo, sin saber por qué, termina con el premier de Inglaterra y el Papa… pero hablar de tecnología y tratar de interpretar qué pasa con esta cosa que está mediando sobre nuestra realidad cada vez más… Y creo que me tocó como millennial ser bisagra entre tu generación, Matías, la generación X, la del siglo pasado, analógica, que es la generación de mi hermano, y la generación que empezó a ser cada vez más nativo-digital que no nativo-digital. Y bueno, el libro reúne elucubraciones de muchas de esas experiencias, muchas personales, de explorar el campo cognitivo. Hay algunos amigos míos, posadistas, que vinieron por acá, ahí están [señala al público] que me enseñaron el concepto de campo cognitivo, donde se dirime el poder moderno hoy en día, y lo que ha ido ocurriendo con el mundo es que pasaron 15 años de bitcoin, 10 años de la presentación de Hacktivismo, el anterior libro (donde bitcoin ya era un tema), y hoy bitcoin es una realidad geopolítica, Estados Unidos ya anunció que va a hacer una reserva de bitcoin. Hay algo con el campo cognitivo que es tremendamente poderoso y muy transformador de la forma en que interactuamos con la realidad. 

 

 

Matías Martin: De hecho tu primer libro se llama Hacktivismo, creo que en ese momento encarnabas más el deseo de un adolescente rebelde que quería romper el sistema, y hoy, no sé como describirlo, pero el sistema está hackeado absolutamente por todos lados, y la tecnología se incorporó a nuestra vida de una manera que no sé si viste venir, como muchas otras cosas que, estando cerca tuyo, me has anticipado sin querer hacerlo.

 

Santiago Siri: Eso es lo que trato de hacer con estos libros. Los títulos los elige la editorial, nunca los puse yo. Gracias Random-House- Mondadori-Penguin, siempre los titularon las editoras. En la secundaria siempre tuve la sensación de que eso se iba a hacer muy grande en nuestras vidas. Y en cinco años, cuando termino quinto año de la secundaria, todo el mundo está chateando por ICQ, socializando por Internet, antes era mal visto salir con alguien que conocías por Internet, hoy es la norma. Eso cambió delante de nuestros ojos, en veinticinco años. Y la tecnología muchas veces es una forma de acceder a esos nuevos lenguajes, que tienen un grado de entropía o complejidad más, pero que ganan por peso propio. En el libro hay muchas aventuras a título personal de algunas cuestiones muy experimentales, como ocurrió acá en Argentina con esto de la web3, este movimiento anarco-digital que quería devolverle a la gente la privacidad. Justamente el mundo de este Internet (que le da a el derecho a la privacidad desde la base de su diseño a los usuarios que interactúan con los sistemas) fue lo que hizo que en Argentina se volviera grande Ethereum, que fue el proyecto que trajo a este pibe, Vitalik Buterin.

 

Matías Martin: Cuando lo conociste a Vitalik Buterin, ¿era algo parecido a lo que es ahora, o quién era? 

 

Santiago Siri: Se armó una vitalikmania en Argentina, desde entonces él empezó a venir todos los años, ahora vuelve, en noviembre de este año. A raíz de esta experiencia en Argentina se armó una ola de talentos muy grande, que plantó una semilla de hackers en el buen sentido de la palabra, personas que piensan sistemas en el orden de lo descentralizado, de lo resistente a la censura, código abierto, free software… Y muchos de esos acontecimientos pasan desapercibidos, omitidos por el ojo de los medios o de la prensa, pero es genuino el nivel de talentos que empezaron a construir tecnologías con Ethereum, con bitcoin, con estas nuevas redes soberanas. Cuando en los medios me llaman, es que algo raro ocurrió con algo tecnológico. La última elección con el deep fake de Mauricio llamando a votar por Adorni, que fue una bomba plantada a las 19.01 del sábado, y después estadísticamente se puede llegar a la conclusión de que uno o dos puntos pudo haber dado vuelta esa elección, por el nivel de impacto y confusión que puede tener un mensaje de esa naturaleza. Y la verdad es que esos pequeños actos de terrorismo informático en el campo digital tienen mucha pregnancia en el desenlace político de las cosas, y por eso la relevancia de repente de los trolls, la época de Hacktivismo era todo mucho más bienintencionado, y ahora de repente la calle digital, el hostigamiento digital, el fake news con hordas de bots puestos para difamar, atacar, cancelar… 

 

Matías Martin: Terrible la diferencia. Te ves medio naive, inocente, en el arranque del Partido de la Red tratando de que, no sé si se llama la palabra algoritmo, que haya una manera de decidir cuestiones cruciales a través de tecnología. Hoy me parece que la norma es la creencia, prácticamente. 

 

Santiago Siri: En la nueva Superman, que está muy buena, no es un spoiler, vale la pena la verdad, una de las armas con las que atacan a Superman es la difamación, con la prensa, los fake news… Es muy fuerte cómo opera eso, cada vez es más fuerte. En el libro le dedico un capítulo a un pensador de Silicon Valley, muy conocido y muy respetado, llamado Terrence McKenna, que fue un tipo que exploró los psicotrópicos, los estados alterados de la conciencia y demás. Y él daba unas conferencias donde hablaba por horas, tratando de explicar un poco sus visiones, y decía, “lo único que puedo dar de certeza respecto al futuro es que solamente se va a poner cada vez más y más raro”, y si lo mirás, en algún punto, el nivel de bizarro o la entropía crece, entonces el libro trata de explorar también un poco esos aspectos de la realidad.

 

 

Matías Martin: ¿Qué buscaste con este libro? ¿cómo surgió la idea? ¿te la venías proponiendo? Tenés mucho material, mucha información. El tema de darle forma, cerrarlo y terminarlo, que es difícil también, debe tener sus porqués y sus búsquedas. 

 

Santiago Siri: A este, como a todos mis libros, lo entregué tres años tarde. La verdad que los de la editorial son unos genios, ya que nunca me presionaron. Después yo me puse, me flagelé para entregar, pero en medio del proceso, entre que yo firmé el contrato con la editorial y entregué el manuscrito, ocurrió el chat GPT, y obviamente la primera inclinación que uno hace como persona que escribe y que le busca la vuelta a la tecnología es “bueno, podemos poner chat GPT para escribir el libro” pero a medida que fue progresando el uso y costumbre de cómo usar chat GPT, cómo usarlo bien, para qué sirve, qué le podés preguntar al principio, uno no tiene un conocimiento muy profundo, pero a lo largo de estos casi tres años de escribir el libro, chat GPT uno lo conceptualiza tal vez en un producto de consumo que todos identificamos, pero en líneas generales es este concepto de los LLM, large language models, inteligencia artificial fundacional, generativa, esta cosa que se llama transformer a nivel técnico… de repente eso no solamente fue una cosa interesante para escribir sino que fue una cosa interesante para pensar, y obviamente en algún momento empecé a entender que escribir, sentarme a escribir ya es una pérdida de tiempo.

 

Matías Martin: ¿Y hasta qué punto usaste inteligencia artificial? ¿por qué te cambiaste el frame?

 

Santiago Siri: Yo fui absolutamente poseído por la inteligencia artificial. Me parece un libro re interesante de leer, en un momento, más que de escribir, porque obviamente fui a fondo con el uso de IA. Me parece que al concepto de IA se lo muestra casi como ajeno, no real, no válido; frente a lo real y lo que vale, que somos nosotros. Pero yo miraría a la IA en términos más amistosos. A mí me gusta explicarla como una especie de exocerebro, una cosa que a medida que te vas conociendo más,  también tenés que estar dispuesto a ese nivel de intimidad con un exocerebro, porque empieza a detectar o interpretar cosas que incluso escapan a tu ojo crítico para entender la realidad. Pero sí, full IA. 

 

Matías Martin: ¿Todo lo que vas usando te resulta atractivo o novedoso? ¿Te has sorprendido con algo que no tiene nada que ver con tu búsqueda? ¿con qué te encontraste? 

 

Santiago Siri: Ahora también hay una mirada crítica para hacer: hay un riesgo de homogeneización del pensamiento si todos empezamos a hacer delegación cognitiva y empezamos a resumir la gran mayoría de nuestros pensamientos con algo externo… Una forma de verlo está en un paper del MIT, que ahora estudia el debilitamiento cognitivo entre los que usan IA.

 

Matías Martin: ¿Se empieza a ver como un resultado? ¿O cómo un IA no se puede pasar? 

 

Santiago Siri: Si te sacan la calculadora, vas a usar más neuronas, sí, es posible. Pero al mismo tiempo es liberación cognitiva. Podemos empezar a entender que tal vez en ese lugar, podemos hacer otras cosas que, de otra forma, no haríamos. 

 

Matías Martin: Liberaste espacio en tu cabeza para usarlo para otras cosas. Tengo miedo para qué otras cosas [risas].

 

Santiago Siri: El tema es... Hay un tipo muy influyente en Estados Unidos que se llama Peter Thiel. Peter Thiel es como… el que está detrás de Elon Musk. Es el inventor de Elon Musk, podemos decirlo así, burdamente. Él fue quien armó, quien fundó Paypal. Fue el primer inversor en Facebook y después armó Palantir, que es como el deep state americano, el brazo armado digital del ciberespacio de Estados Unidos. Y él, hace poco, habló con el New York Times, e hizo una crítica, de que el mundo no está innovando lo suficiente. Como que el nivel de innovación capitalista que nosotros percibimos con la inteligencia artificial no es nada, es de nicho, tenemos que estar haciendo viajes intergalácticos Alfa Centauri, no sé, explorando granjas de humanos, no sé qué se imagina, en un momento le preguntan si está a favor o en contra de la extinción de la humanidad y él duda, se pone nervioso. Pero tenés esa visión en estas mismas personas que influyen sobre cuál es el desenlace o el rol que ocupa la tecnología, que es la mirada aceleracionista, la mirada que va a fondo con la tecnología expresada en la Tierra, para la que el ser humano es un accidente en el proceso natural de desarrollo tecnológico de la civilización o de lo que venga después. Y después tenés la mirada más dura de Yuval Harari y de otros que están tratando de poner paños fríos, que dicen, “ojo, si estamos manejando a 300 kilómetros por hora, pongamos de mínima, semáforos”, no sabemos a qué conduce todo esto, una entidad más inteligente que otra (históricamente, en el arco del desarrollo de la inteligencia, en la evolución de todas las especies) tiende a subyugar y a dominar a la inteligencia inferior. Si ustedes ven el final de 2001:Odisea en el espacio, el humano termina en una especie de mansión, solo. Stanley Kubrick explicó que el humano ahí estaba en una suerte de zoológico intergaláctico [mira hacia la audiencia] “¿Cómo que está en un zoológico?”. Esa es la jaula del humano. Y por ahí ya estamos ahí, en esta librería, acá. Somos la comida de alguien y no lo sabemos. No quiero ponerme excesivamente paranoico… [risas]

 

 

Matías Martin: Quiero pensar en algunos proyectos que encaraste y en cómo el paso del tiempo, de la tecnología, los ubicó, confirmando tus presunciones o no. Pensaba en el Partido de la Red, lo nombraste, el UBI, el Proof of Humanity, podrías explicar un poco toda esa movida.

 

Santiago Siri: Lo mejor que tiene el libro para mí, lo más a nivel de experiencia personal interesante fue, de todas las aventuras cibernéticas en las que estuve inmerso, la de UBI y Proof of Humanity, que fue un momento de ebullición en los mercados web3, cripto, donde se estaban ensayando nuevas formas de identidad y nuevas formas económicas; ahí UBI y Proof of Humanity fueron pequeños experimentos que lograron construir, por un periodo de dos años, un ingreso básico a 20.000 personas, que rindió un promedio de 150 o 250 dólares mensuales. 

 

Matías Martin: ¿Cuánta gente? 

 

Santiago Siri: 20.000. 

 

Matías Martin: Un montón…

 

Santiago Siri: Repartidos por todo el planeta, comprobados, verificados, descentralizadamente, a través de un protocolo. Fue una locura lo que hicimos. Yo me metí ahí con un grupo de hackers franceses, unos hackers picantitos. Y después, todo el enjambre de Ethereum, todo el enjambre de builders, de gente que se dedica a experimentar y construir sistemas económicos con estas nuevas redes criptográficas, descentralizadas, basadas en estas tecnologías digitales, y ahí ensayamos derechos humanos, que es la idea de Proof of Humanity: cómo validar tu identidad sin que haya un Gran Hermano, sin que haya un Estado. Una idea también muy anarquista, la idea de la descentralización que garantiza ese derecho humano sin que haya una censura en ese tipo de sistema, o el descubrimiento que vino después de haber implementado eso. Y al mismo tiempo, hicimos el Ingreso Básico Universal [en inglés, UBI] que era una economía que trataba de generar, a través de diferentes incentivos, una moneda que se entregaba como derecho humano.

 

Matías Martin: La idea parte de esta sensación de que no va a haber más trabajo, de que va a haber que generar un ingreso universal y hay que decidir qué hacer con el tiempo. 

 

Santiago Siri: No creo que el trabajo desaparezca, porque las necesidades humanas son infinitas, y mientras eso sea así, nuevos trabajos, nuevas habilidades, nuevas capacidades aparecen con nuevas tecnologías, y esa rueda de la vida va a seguir girando, pero se van a ver momentos de, bueno, por ahí esta tecnología sirve para que a todo el mundo le garanticemos que tenga para comer mientras esté vivo.

 

Matías Martin: Me sorprende que mezcles dos de los leitmotiv más importantes de movimientos diametralmente opuestos, como, no sé, la ausencia del Estado por un lado y por otro lado, la redistribución de la riqueza, ¡aparecen juntos! 

 

Santiago Siri: [se ríe] La redistribución de la riqueza, es altamente capitalista eso. 

 

Matías Martin: Bueno, no sé si chocan de frente, si es parte de lo mismo, es todo una gran confusión.

 

Santiago Siri: Del campo digital a mí lo que me gusta es que da herramientas más transparentes, más auditables, más resistentes a la censura, me parece que trae un santo remedio. Y te lo digo personalmente, este año nos costó el quilombo del $LIBRA gate, que en el libro lo menciono de apuro, en un prólogo (será el próximo libro) pero es como… un caso tan emblemático y tan potente, justamente de blockchain aplicado a los actos públicos… Después hay conclusiones políticas, judiciales y mediáticas que podamos tener, pero es el choque casi sustancioso del avance de una nueva tecnología y cómo transmite, cómo comunica y cómo informa sobre actos económicos, actos institucionales, a mí me vuelve loco y siento que esa realidad, ese choque del campo cognitivo con el campo cinético de la fuerza, es cada vez más visible en el debate público. Este año fui dos veces a Diputados a declarar como ciudadano argentino. Traté de aportar datos, pero es un momento impresionante también de todo eso, y creo que eso nace en Argentina, como que hay algo argentino en la cosa antisistema que tenemos nosotros.

 

Matías Martin: ¿Es de este momento, de esta coyuntura, está directamente relacionado con ella?

 

Santiago Siri: Yo soy argentinista, creo que somos la salvación de la humanidad, soy católico apostólico maradoniano, creo mucho en el sentido del humor. Pero, hay algo acá de la forma de ser con nuestra cultura, con lo antisistema y lo que esta nueva tecnología habilita. ¿Vos vas a Las Vegas a apostar? ¿Qué tiene chances de ganarle al dólar, como reserva de valor de la humanidad? El bitcoin. Gana por peso matemático, geométrico, energético, tendencias, proyecciones. Es verdad, puede pasar que es el fin del mundo, pero revisemos los argumentos absurdos. Y en Argentina hay un talento extraordinario.

 

Matías Martin: ¿Por qué siempre decís eso? Lo dijiste muchas veces, se puede desmenuzar un poco, ¿qué es ese talento maravilloso que vos ves que hay en Argentina?

 

Santiago Siri: Que Argentina está arriba en el mundo cripto, y que infinitos años de inflación y de corralito provocan lo mismo que cuando un argentino va a España, se cura el lomo y termina siendo el jefe de los otros ocho que entraron con él a la pasantía. La hecatombe financiera crónica, combinada con altas dosis de proteína a través del consumo de carne, hacen del argentino un espécimen particularmente agresivo y rebelde. Es interesante lo que pasa acá. Hay una historia tecnológica para contar. Yo trato de contar una parte de lo que Argentina genera tecnológicamente, que es, al menos desde mi punto de vista, como de clase mundial. Conocidas son las historias de Galperín y de los grandes emprendedores. Obviamente hay muchos de esos que se conocen, pero hay muchos que no se conocen. Acá hay una vanguardia a nivel tecnológico y en áreas que van a ser importantes para el mundo que viene.

 

Matías Martin: Hay muchos talentos desconocidos que están emprendiendo con tecnología.

 

Santiago Siri: Pero hay un nuevo lenguaje posible, sobre todo. A mí me interesa mucho la cuestión mediática porque te ayuda a tratar de aterrizar muchas de estas ideas al llano de lo que necesitamos entender. Ahora me encuentro con una realidad donde eso ya es casi mainstream, como el caso $LIBRA, que exige de mi docencia permanente sobre blockchain, descentralización, los meme coins, todas cosas que son preguntas que vuelven, pero evidentemente hay una procedencia de un nuevo lenguaje, una nueva forma de entendimiento que a nivel prototipo, acá Proof of Humanity, el UBI, el Partido de la Red, bitcoin. Hay muchos experimentos y conclusiones interesantes, donde incluso se ensayaron teorías de juegos sobre pactos democráticos, más inteligentes que el voto mayoritarista burdo que jugamos en la democracia tradicional. Hay formas democráticas nuevas, como el voto cuadrático, la democracia líquida. 

 

Matías Martin: Está en el aire la sensación de que hay una tendencia a que los gobiernos se pongan mucho más autoritarios, más liberales en lo económico y autoritarios en la práctica. 

 

Santiago Siri:  ¿Quién gana? ¿El meme o el like? Esa es la pregunta. Si gana el meme, gana el autoritarismo. Está ganando el meme. 

 

Matías Martin: Está ganando el meme. Estamos preocupados porque ganaba el like hasta que ganó el meme, que es peor. 

 

Santiago Siri: El meme gana en todos lados. Después viene el like. 

 

Matías Martin: Y el meme es como dinamitar una discusión. Da la sensación que en este momento hay gente que quiere dinamitar la discusión. O sea, yo digo tres barbaridades, dos memes y un insulto, no es discutible. Y eso es un poco la cultura del meme. 

 

Santiago Siri: Es que toda tecnología nace con un proceso de utopía, de ilusión, de adopción: “bueno, nos vamos a meter en Facebook y me voy a encontrar con mis amigos de la secundaria”, y después viene un momento de decepción, que es como inevitablemente el tipo dice “che, la verdad que no quiero hablar con los pibes de la secundaria”. 

 

Matías Martin: Facebook nos reunía a todos, fue novedoso pero ¿para qué? 

 

Santiago Siri: todo tiene ese ciclo de entusiasmo y decepción, de utopía y distopía, no quiero ponerme excesivamente cínico, con la inteligencia artificial también hay que prestar mucha atención a las transformaciones. 

 

Matías Martin: Me interesaba, no estoy pidiendo que me digas cuál es el futuro de la democracia. Durante muchos años se repitió, casi vacíamente, esto de que la democracia es el mejor sistema que hay, pero la verdad es que hay un montón de personas que dicen que no. Personas que se dieron vuelta.

 

Santiago Siri: El gran Pepe Mujica dijo que la democracia es un trabajo inconcluso. Si fuera una idea acabada, completa, sería una idea totalitaria como todas las otras. La democracia es la única excepción, es algo que se trabaja permanentemente: nunca es perfecta, nunca es suficiente, siempre hay, desde el punto de vista de teoría del juego, limitaciones inherentes hasta en los aspectos matemáticos discretos de ella, pero lo que construye en algún punto es legitimidad. La democracia es una fuerza legitimadora. Uno va a la democracia y no va a tomar las decisiones que vota. Cuando las decisiones son difíciles, nadie vota la decisión fácil. ¿Quién construye un avión? Bueno, el mejor ingeniero que pueda contratar, no es una decisión difícil. Ahora, hay decisiones que implican un riesgo y son muy difíciles, y necesitan mucha legitimidad. Eso creo que es el sustrato de la sustancia que trata de construir la democracia y cómo capturar eso con el mejor grado de definición posible, sin contaminación, sin desinformación, sin toxicidad, es un desafío gigantesco desde lo informativo, desde lo tecnológico. Yo soy de la generación tecno optimista, después vienen las patotas digitales, viene el hostigamiento, las fake news, la desinformación, la estrategia mafiosa, la estética del bully, el uso de improperios que en una generación daba vergüenza, y que ahora, de repente, es jactancia y vale todo.

 

Matías Martin: No hay más mal educados, son todos auténticos [risas]

 

Santiago Siri: No obstante, creo que la tecnología también es un campo que logra unir discursos que otros campos no logran, yo por la tecnología pude entrevistar a Grabois, a Larreta… Uno trata de conocer y de escuchar y de ver… La política particularmente siempre me seduce, me interesa, me preocupa, me importa, me siento argentino, he vivido diez años afuera y la verdad es que uno trata de aportar desde el campo tecnológico a ese mundo para que se pueda pensar mejor, para que pueda al menos encontrar un lenguaje en el que pueda empezar a entenderse. Y el campo digital ofrece muy buenos símbolos, muy buen lenguaje, para que la política pueda encontrar formas democráticas más difíciles de corromper, que forman parte de acuerdos que son mucho más nítidos y fácticos por el hecho de que son acuerdos criptográficos almacenados por los secretos que se almacenan en la sociedad. 

 

Matías Martin: En el proceso de los años de armado del libro, ¿hubo cosas que quedaron viejas a mitad de camino? ¿Hubo cosas que te costaron, particularmente? ¿Cuáles?

 

Santiago Siri: Estos libros son una carrera contra la corriente. Vos te vas a contracorriente como el salmón, porque vas cerrando el libro y te das cuenta que aparece un nuevo modelo de IA generativa, que de repente permite a una computadora resetearse. 

 

Matías Martin: El libro de tecnología es casi un oxímoron. 

 

Santiago Siri: Sí. Si leo Hacktivismo hay cosas que quedaron desfasadas en el léxico o en las formas de hablar. Son relatos testimoniales de la época tecnológica que se vive y uno trata de hablar lo más abstracto posible, al menos acercándose a los principios fundamentales sobre los que opera esa nueva tecnología, por eso es más interesante hablar de descentralización que de bitcoin o de Ethereum, que son cosas que nos aproximan a esa idea, y bueno hay mucho racconto de proyectos reales, de situaciones reales de este tipo de sistemas. 

 

Matías Martin: Estoy chequeando el índice.

 

Santiago Siri: Bueno, se puede leer de corrido, de principio a fin, puedo agarrar cualquier lado y leerlo. Es apto para gente con déficit de atención, prácticamente todos nosotros. A mí me gusta leerlo progresivamente, porque hay una razón de ser en la secuencia de los eventos. Van bien conectados entre sí, y el libro va hacia un camino cada vez más introspectivo, donde trata incluso, por momentos, hasta de ensayar una hipótesis sobre si es una simulación o no, el universo en el que estamos inmersos.

 

Matías Martin: Cada tanto tiras esa... 

 

Santiago Siri: A mí me encanta esa. 

 

Matías Martin: ¿Qué rol cumplirían los trolls en esa situación? Pareciera ser una parte fundamental.

 

Santiago Siri: Somos todos esquizofrénicos. Somos todos trolls. Sí, no hay que pecar de solipsista, que uno cree que es la única entidad viva de todo el universo. Eso es muy peligroso. Hay un autor de ciencia ficción que para mí es fundamental, que es Philip Dick (lo menciono en el libro), que da una conferencia en el ‘78 en París, y frente a todos los periodistas él dice que estamos inmersos en una simulación de computadoras, los enfocan a los periodistas en una sala como esta, de ahí entendí de qué carajo está hablando el tipo, él fue uno de los primeros en hablar de la idea de simulación. Dick enloquece en un momento, le van a entregar una pizza, abre la puerta, viene un rayo de luz que, según él, lo lleva a otro mundo, y se pasa los últimos veinte años de su vida escribiendo 90.000 páginas de lo que se llama Exégesis de Philip K. Dick, él tratando de escribir la misión que tuvo ese día sobre el universo y la idea de Matrix y muchas de esas cosas, tipo re loco Dick, y la teoría de la simulación en ciertos lugares de pensamiento es algo muy venerado y te diría que no lo descartás para nada, que estamos en la antesala de un potencial giro copernicano en la noción que el saber occidental tiene respecto a nuestro funcionamiento del universo…

 

Matías Martin: El mundo está por cambiar, dice, yo le prestaría atención, un día me dijo bitcoin, costaba 4 dólares, no sé, vos fijate. Está por pasar algo que va a ser un quiebre. Para mí está pasando, para mí ya empezó, el fin del mundo ya empezó. 

 

Santiago Siri: Sí. Cada época, cada cosmología se basa en la tecnología de su tiempo, ¿no? de repente la época de los relojes trae lo orbital del tiempo, el paso del tiempo. Ahora estamos en la época de la información y creo que cada vez tenemos más herramientas como para describir al mundo en términos de información. Hay un físico argentino que increíblemente es la entrevista más popular que hice por el podcast [La última frontera], que es Juan Martín Maldacena, un físico que está en la vanguardia de la física teórica, de la teoría supercuerdas, todo lo suyo es teórico, por lo cual no hay prueba de laboratorio que lo compruebe. Si la hubiera, el tipo reescribe todos los libros de física. Su paper es el más citado de todos los tiempos, con 30.000 citas en no sé qué página de internet que está bastante bien rankeada. Y Maldacena es difícil. Yo fui al paper original y la verdad que ni con chat GPT lográs elucubrar, pero en guías generales él es un fan de la cuestión holográfica, que vos en dos dimensiones podés describir todas las propiedades de un universo unidimensional. Entonces, si Maldacena está en lo correcto, este universo sería una suerte de proyección holográfica ocurriendo en el borde de agujeros negros, pero hay que hay que estudiarlo más a Maldacena, si Maldacena la emboca le gana Newton y Einstein. Eso es la religión argentina.